La titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora estaba internada en terapia intensiva tras una operación. Su destino estuvo marcado por el secuestro de su hijo Carlos durante la dictadura y desde entonces se convirtió en una referente mundial en materia de derechos humanos.
La presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, murió este jueves a los 94 años. Nacida el 22 de marzo de 1930 en Buenos Aires, es reconocida como una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, una agrupación que surgió en la década de 1980 para exigir respuestas sobre los desaparecidos durante la dictadura cívico militar (1976-1983).
Reconocida por su simpatía y vitalidad, Nora Cortiñas se encontraba internada desde el pasado lunes tras haber sido operada de una hernia, en un contexto de fuerte hermetismo por parte de sus allegados. La noticia de su fallecimiento, publicada este jueves 30 de mayor por la tarde, fue confirmada en las redes sociales de Madres de Plaza de Mayo.
«Con profundo dolor, despedimos a nuestra hermana de lucha Nora Cortiñas, referente indiscutida del movimiento de derechos humanos en la Argentina», indicó la organización en el comunicado.
Nora Morales Cortiñas fue una psicóloga social, militante y defensora de los derechos humanos. Su vida personal se vio transformada por la tragedia cuando su hijo, Carlos Gustavo Cortiñas, un militante peronista y de Montoneros en la Villa 31, fue secuestrado el 15 de abril de 1977 en la localidad bonaerense de Castelar.
«Norita», tal como la conocían sus allegados, no se quedó quieta ante el trágico destino de su hijo. Al igual que otras mujeres, se movilizó para conocer el paradero de su hijo y así se convirtió en una de las caras más visibles de las Madres de Plaza de Mayo, un grupo de mujeres que desafiaron al régimen militar en el marco del montaje del aparato de represión ilegal que implicó más de 300 centros clandestinos de detención, tortura y asesinato en todo el país.
Cortiñas, en tanto, fue parte de ese grupo de valientes mujeres que se atrevieron a alzar sus pañuelos blancos en la emblemática Plaza de Mayo, frente a la Casa de gobierno, exigiendo a los distintos presidentes de facto, empezando por Jorge Rafael Videla, el esclarecimiento del destino de sus hijos desaparecidos.
Desde entonces, su vida giró 180 grados hacia el activismo por la memoria, la verdad y la justicia, participando de la organización fundada inicialmente por catorce mujeres y de la que formaron parte desde Azucena Villaflor hasta Hebe de Bonafini.
Posteriormente, las diferencias de criterio habilitaron a Cortiñas a co-fundar Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la asociación que presidió hasta el final de sus días. La iniciativa surgió por diferencias políticas y de criterio en el seno de la asociación fundada en 1977 y liderada por la cuestionada figura de Bonafini.
La dura experiencia de perder a su hijo, compartida con sus compañeras de la organización, impulsó a Cortiñas a convertirse en una voz incansable en la lucha contra la impunidad y la violación de los derechos humanos, lo que le valió un sinfín de reconocimientos a nivel mundial.
Reconocimiento internacional
Su activismo trascendió las fronteras de Argentina, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y lucha por los derechos humanos en todo el mundo. A lo largo de los años, participó en innumerables marchas, protestas y actividades destinadas a mantener viva la memoria de los desaparecidos y a responsabilizar a los perpetradores de crímenes de lesa humanidad.
Además de su activismo público, Cortiñas trabajó incansablemente en proyectos educativos y culturales destinados a sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la importancia de la memoria histórica y la defensa de los derechos humanos. Además, en los últimos años se convirtió en una de las voces más destacadas del movimiento de mujeres enmarcado en el Ni Una Menos y la lucha por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
En los días previos a su fallecimiento, la activista había sido reconocida en la Legislatura Porteña con el premio Jorge Morresi «a la trayectoria, al compromiso y a la defensa de la democracia y los derechos humanos». Su última aparición pública fue el pasado 24 de marzo, cuando marchó en silla de ruedas durante el acto por el Día de la Memoria, Verdad y Justicia.
(Fuente: perfil)