Tal como se esperaba, este jueves, el Banco Central (BCRA) subió finalmente las tasas del plazo fijo y las Leliqs a 28 días. El alza fue de 3 puntos porcentuales, por que la llevó al 78%, lo que equivale a una Tasa Efectiva Anual (TEA) del 113,2%. En tanto, la de pases, la de la línea de inversión y la de tarjetas quedaron sin cambio (ver cuadro más abajo).
Desde septiembre del año pasado (hace seis meses), el BCRA no tocaba el porcentaje de rendimiento de los plazos fijos. En esa ocasión, había llevado la Tasa Nominal Anual (TNA) al 75% y la efectiva al 107%, lo que garantizó, a lo largo de todos estos meses, un interés para el ahorrista del 6,2% mensual. Hasta el mes pasado, cuando la inflación fue del 6%, todavía le ganaba a la inflación. Pero el dato de febrero rompió esa relación beneficiosa para el ahorrista, que perdió 0,6% contra ese índice.
En consecuencia, el BCRA dispuso esta nueva suba de tasa del plazo fijo, que lleva el rendimiento mensual de ese instrumento al 6,41% y éste es el nuevo cuadro de rendimientos que definió la entidad:
«La decisión del BCRA surge como respuesta a que, en febrero, el rendimiento real ex-post (respecto de la inflación previa) de la tasa de política monetaria pasó a terreno negativo en el corto plazo (-0,3% de TEM). Más aún, considerando el alza de la inflación Núcleo -la medida más relevante para el BCRA- el sesgo negativo fue aún mayor (-1,3% de TEM)», analiza el economista de Ecolatina Santiago Manoukian.
Con estos números sobre la mesa, gran parte del mercado evalúa la medida del BCRA como un alza moderada, ya que el nuevo rendimiento mensual del plazo fijo queda algo por debajo de la inflación de febrero que difundió el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que fue del 6,6%. Y esta especie de desencanto radica en que, teniendo en cuenta ese dato, muchos analistas esperaban que el ajuste de este jueves fuera de entre 5 y 7 puntos para que la tasa se ubicara por encima del nivel de alza de precios del mes pasado.
Así lo confirma a Ámbito el economista y director de EcoGo Sebastián Menescaldi, quien señala que «la suba se ubica en el límite inferior de lo que esperaba el mercado y está empatando a la inflación». En consecuencia, opina que se trata de un ajuste que lo que busca es cumplir con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que pidió una tasa real positiva para realizar los desembolsos previstos.
Esto está en línea con que, según Manoukian, «con la llegada de Sergio Massa a Economía, las autoridades reforzaron el rol de la tasa de interés dentro de su set de política económica, apuntando a tender hacia los rendimientos reales positivos acordados con el FMI, contener las presiones inflacionarias y evitar un salto discreto del tipo de cambio oficial».
Plazo fijo: ¿cómo queda la tasa respecto de la inflación anual?
Sin embargo, varios analistas preveían que el alza que podría ser conservadora debido a que algunas variables de la economía pueden ayudar a justificar este nivel de suba. El primero es que, si bien, Pablo Ferrari, de la Universidad de Avellaneda, explica que «el plazo fijo se suele pensar en base al rendimiento de corto plazo y no anual porque el ahorrista lo va renovando mes a mes», la nueva TEA (113,2%) se ubica por encima del dato de inflación interanual de 102,5% registrado en el segundo mes de este año.
También se fijó por arriba de arriba de lo que espera el REM de febrero, que proyecta una inflación mensual promedio de 5,9% para los próximos 7 meses y una anual de 100% para 2023. O sea que, si bien el ahorrista empatará con la inflación de febrero, en el total anual, saldría ganando, contra el dato pasado y de cara a la proyección de los analistas para este año. Sin embargo, ese pronóstico fue previo a la difusión del 6,6% del segundo mes del año, que se conoció esta semana.
Manoukian menciona, por otro lado, que, «por cómo está conformado el corredor de tasas que administra el equipo económico, la brecha existente entre la tasa de las LEDES y la LELIQ venía aumentando, brindándole al BCRA amplio margen de maniobra para esta nueva suba de tasas, sin atentar demasiado contra la necesidad del Tesoro de seguir capturando liquidez».
Por su parte, el economista de Equilibra Lorenzo Sigaut Gravina plantea que, desde el Gobierno pueden alegar que el dato de inflación de febrero fue tan elevado como consecuencia del shock de reacomodamiento del precio de la carne que se dio durante el mes. «Basado en ese concepto, el BCRA podría justificar el haber aplicado un alza moderada de la tasa en lugar de una más agresiva, pese al elevado dato de suba precios del mes pasado», indica.
Y es que, según fuentes oficiales, carnes explicó 1,3 puntos porcentuales de los 0,6 del nivel general del Índice de Precios al Consumidor (IPC), en tanto que otros alimentos, como por ejemplo, verduras desaceleraron. Cabe recordar, por otro lado, que el mes pasado el argumento central del BCRA para mantener inalterada la TPM fue que la inflación Núcleo se había ubicado en un nivel similar al de diciembre (5,4%, +0,1 p.p.). Sin embargo, en febrero, la inflación núcleo fue muy elevada y se ubicó el el 7,7% (contra el 5,4% de enero), pero, nuevamente, en este caso tuvo una fuerte incidencia la aceleración de la carne, que explicó 2 puntos de los 2,3 que aumentó, según cálculos oficiales.
En ese sentido, la medida del BCRA de subir apenas 3 puntos la tasa del plazo fijo contemplaría ese shock como un elemento momentáneo que incide en la inflación y podría estar en línea con una expectativa de que, en marzo, el dato será un poco mejor, aunque posiblemente siga comenzando con 6 el porcentaje.
El BCRA, entre la inflación y las LELIQ
El problema es que, tal como advierte el economista Juan Pablo Albornoz, de Invecq, “la macro está dando señales muy claras de que la nominalidad se te está descontrolando” y, teniendo en cuenta estos datos, para muchos el alza de 3 puntos es insuficiente. Asimismo, Manoukian apunta que, para marzo, Ecolatina esper una inflación acercándose al 7%.
Sin embargo, más allá de eso, para el analista financiero y de negocios Salvador Di Stéfano, un dato que no hay que dejar de mencionar es que la suba de la tasa de las LELIQ (que es un efecto colateral de mejorar el rendimiento del plazo fijo) es preocupante porque «se incrementan los pasivos monetarios en un contexto en el que es muy probable que las reservas del BCRA sigan chatas». Y, en ese sentido, advierte que habrá que seguir muy de cerca qué efecto tiene esto en la brecha cambiaria. El problema es que los pasivos de la entidad son un gran cartel de “alerta”, hoy, en el balance del regulador financiero y esta suba de tasas de las LELIQ lo perjudicaría aún más.
No obstante, teniendo en cuenta la inercia inflacionaria actual, Manoukian evalúa que, «a pesar de sus costos cuasifiscales (incrementará la emisión asociada a los intereses que pagan los pasivos remunerados), le medida va en la dirección correcta».
Por otro lado, habitualmente, un alza de tasas del plazo fijo redundaría en un encarecimiento del crédito, que es otro de los problemas para la economía argentina porque afecta fuertemente los bolsillos de las personas y al consumo, un problema grave, sobre todo en un año electoral. Sin embargo, el BCRA decidió buscar que el impacto no sea tan fuerte en este sentido al dejar sin cambios las tasas la de la línea de inversión productiva (para las empresas) y la de tarjetas, que son una gran fuente de financiamiento hoy para las familias y, en esta ocasión, quedaron sin cambio.
(Fuente: Ámbito.com)