Legisladores anticristinistas ya no piden cuestiones extraparlamentarias, sino tan sólo no inmolarse por el jefe de Estado libertario, como ocurrió en Diputados
El debate de la Ley Bases y el paquete fiscal en el Senado dejó, en 72 horas, un escenario delicado en la Cámara alta: un déficit de gestión alarmante de parte del Gobierno previo al inicio de la discusión en comisiones; ansiedad en redes sociales que no ayudan a la minoría oficialista; y legisladores de la oposición antikirchnerista que, con sus declaraciones, ingresaron en la etapa de definiciones en cuanto dar por finalizada la luna de miel del mandatario libertario y quedar pegados a más votaciones junto al cristinismo.
La primera muestra de este panorama se dio durante el período estival, cuando en las sesiones extraordinarias se trabó el tratamiento de la Boleta Única de Papel, con una potencial votación empatada -en 36- que no podría definir la vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel, debido a que lo electoral necesita mayoría absoluta, es decir, 37. El segundo paso fue el mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía, que fue rechazado no sólo por el kirchnerismo, sino también por silvestres provinciales, peronistas disidentes y los radicales Pablo Blanco, Edith Terenzi y Martín Lousteau. El último es el jefe del centenario partido, hoy fracturado en dos o tres facciones, según el caso.
Veamos el aterrizaje de la Ley Bases y el paquete fiscal. En Diputados, el PRO se alineó casi de manera religiosa a La Libertad Avanza, motivo de cariños posteriores de Milei al macrismo. Sin embargo, esto no se pudo replicar en el Senado, si se revisan las declaraciones de la porteña Guadalupe Tagliaferri, quien dio en la tecla y abrió un vendaval de críticas al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), lo que dejó sin respuestas a los funcionarios del Ejecutivo. Curioso que nadie en Diputados haya visto, en casi cinco meses, algunas de las observaciones realizadas durante el transcurso de esta semana.
Si bien hay senadores opositores que aprovechan la dilación del debate para cotizar su voto y apuntan “a la chiquita”, hay otros que ya no están dispuestos a inmolarse por el líder libertario. En muchos casos ni siquiera importa, a esta altura, si responden o no a gobernadores. Un caso claro lo regala el radicalismo, con egos descontrolados y futuro sombrío si de liderazgos se trata. Nada que no se haya visto en los últimos 20 años. En algunos despachos, la campaña para la elección 2025 pareciera haberse iniciado.
A pesar de los esfuerzos de pocos integrantes del oficialismo, el Gobierno cometió un error garrafal en la previa del debate en el Senado. Un experimentado asesor confió a Infobae: “Antes de arrancar, tendrían que haber ido a cada jefe de bloque a preguntar quiénes quieren cambios y, luego, qué buscan modificar. ¿Cómo vas a agitar la firma de dictámenes? Si no tenés 37 tipos cerrados, no podés hacer nunca eso. Ellos mismos se pusieron el límite. Más allá de las buenas intenciones, si tenés una gestión escuálida desde Casa Rosada y no das poder de decisión a sus senadores o a sus autoridades, siempre se les hará difícil. No olvidemos que tienen siete legisladores de 72”.
En el Senado generó desagrado la foto de la secretaria de Presidencia, Karina Milei, con diputados libertarios y del PRO. Un desprecio innecesario en plena discusión en la Cámara alta que, en vez de ayudar, agrava el clima. De allí las alarmas por el rejunte de masa crítica contra algunos puntos de las leyes, como el RIGI, Ganancias y el blanqueo. También cayó mal el poco tacto comunicacional de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich -tiene sobrada experiencia legislativa-, que en redes sociales utilizó una foto vacía de las comisiones para denostar a quienes faltaron el jueves por el paro. “Sólo se ausentaron los kirchneristas y la ligaron todos. Para eso, mejor que no le den ninguna mano a los libertarios”, reflexionaron desde otro despacho a este medio.
Otro síntoma de lo que se respira en la Cámara alta: sólo pudo sancionar la ley que mejora la legislación contra el lavado de activos -se había votado durante la gestión anterior en Diputados- y aprobó pliegos de embajadores políticos, junto a temas menores. “A esta altura, algo tendrían que haber aprendido en el Gobierno. ¿Cómo puede ser que la mayoría sabemos que no es lo mismo allá -en referencia a la Cámara baja- que acá?”, sentenció un senador.
Frente a todo este panorama aparece otro ítem no menor: los bloques opositores antikirchneristas entienden que no pueden fomentar una tormenta a seis meses del Gobierno libertario, con Diputados a la espera de definir el mega DNU y un cristinismo que, en medio de internas y sin un plan claro más que el caos, intenta revivir y adoctrinar al resto de las vertientes peronistas.