Con las lluvias mejoraron las perspectivas para la cosecha fina en la provincia

Así lo destacó en su informe semanal el Sistema de Información de Bolsa de Cereales de Entre Ríos (SIBER), quien brindó detalles desde lo climático hasta la perspectiva de siembra para Entre Rìos.

El cambio reciente en el comportamiento pluvial abre las puertas a mejores perspectivas para comenzar a delinear estrategias con un mejor nivel de sustento para el inicio de la campaña de granos finos. Luego de los malos resultados de la gruesa, necesariamente las expectativas quedan totalmente corridas hacia logros superadores con los cultivos de invierno. Es por eso que la información agroclimática tanto de análisis teórico como a campo, será vital para minimizar las posibilidades de error a la hora de avanzar en este nuevo ciclo.

Como se mencionó a principios de este mes, el fenómeno La Niña se encaminó hacia la neutralización con el transcurso del mes de febrero. Su gran impacto pluvial deficitario generalizado en toda la zona núcleo, se acopló con un inicio muy negativo de la dinámica de la escala regional durante la primera quincena de marzo. Sin embargo, la disponibilidad de humedad estaba al alcance con una muy cálida cuenca del Atlántico sur, con una corriente de Brasil totalmente dominante. Una vez roto el bloqueo de alta presión, esta humedad quedó liberada para interactuar con perturbaciones que avanzaban desde el oeste. Desde este lunes el cambio en el patrón pluvial ha sido significativo y tiene buenas posibilidades de proyectarse con continuidad al desarrollo del mes de abril.

La clave para la organización de la logística de la fina radica justamente en la continuidad de las precipitaciones durante el mes de abril. En términos de acumulados pluviales es posible que muchas zonas de la provincia cierren marzo con valores normales o incluso por encima de los normales, sin embargo, las deficiencias hídricas de los perfiles de suelo son muy notorias. El balance hídrico puede tener una respuesta temporaria positiva, pero el retroceso será evidente si los sistemas precipitantes no logran continuidad. Es necesario al menos un evento semanal durante el mes de abril, para garantizar perfiles con una disponibilidad de agua útil que permita asumir riesgos razonables.

Según indica el SIBER, si se consolida el escenario actual, con despliegue homogéneo de lluvias generosas, el nivel de riesgo para las siembras de la fina se irá diluyendo en forma marcada. Los modelos de pronóstico de corto y mediano plazo, son favorables, pero hay que mirar con calma el recorrido completo para todo el mes de abril. Se pueden ir perfilando estrategias de acuerdo a como se vaya recuperando cada zona con potencial para la fina, pero las decisiones económicas y tecnológicas finales hay que tratar de postergarlas hasta tener una certeza importante respecto de la realidad del contenido de agua útil de los suelos. Los modelos de balance hídrico nos permitirán monitorear la situación semana a semana, sin embargo la realidad a campo para esta campaña será incontrastable.

El aumento de la frecuencia y volumen de lluvias, el fuerte retroceso de las exigencias atmosféricas y suelos sin demanda hídrica, facilitarán la recuperación de la humedad. Es innegable que el contexto agroclimático se está modificando, promoviendo un razonable optimismo para converger sobre mediados de mayo con un escenario hídrico, sino restablecido en sus valores normales, muy mejorado.
Los modelos de pronóstico del indicador ENSO ya instalan a pleno la neutralidad para el recorrido de lo que resta del otoño y el invierno, con potencial salida a una primavera El Niño. Esto deberemos validarlo con el transcurso del invierno, pero los indicios se vienen sosteniendo desde el mes de enero. La provincia de ER, sobre todo el maíz, suele funcionar muy bien cuando aparece el fenómeno El Niño.
Hacia el mes de abril, las chances de alcanzar lluvias del orden de los valores estadísticos en zonas extendidas de la provincia, son razonables. Aún puede darse un desorden territorial en este comportamiento. Si las temperaturas se mantienen por encima de las normales, las perspectivas de ir hacia un mayo más lluvioso también quedarán instaladas.

En resumen, la situación se ha modificado a favor de un progresivo regreso a la normalidad de la condición hídrica de los suelos. También hay que remarcar que este trabajo de recomposición aún está inconcluso. El gran cambio, es que el contexto en el que se tomarán las decisiones para la campaña fina será de menor incerteza. Hay que seguir con mucha cautela el desarrollo de los próximos dos meses y monitorear a campo el contenido de agua en el perfil.

Perspectivas para el trigo

Por otro lado, el reporte semanal indicó que luego de tres ciclos consecutivos bajo los efectos negativos de «La Niña”, muy complicados por las lluvias insuficientes y erráticas, se espera una recomposición en los montos de las precipitaciones al ingresar el Pacífico Ecuatorial en un estado de neutralidad.
La nueva campaña 2023/24 que inicia fundamentalmente con la siembra de trigo se visualiza con buenas expectativas. Los motivos que impulsarían el crecimiento en el área de trigo para este nuevo ciclo son:

-El retorno de las lluvias en la última semana y el pronóstico que evoluciona hacia “El Niño” para el verano. Si bien hace falta bastante agua para recargar el perfil, aún faltan alrededor de 45 días para comenzar la siembra del cereal, lo cual da un margen de tiempo para que en el caso de continuar las precipitaciones se puedan reestablecer las reservas.

-Los resultados productivos, económicos y financieros del ciclo 2022/23, que serán de regulares a malos, (dependiendo de cómo haya impactado en cada campo la sequía y las altas temperaturas), factor que desencadena que el productor ponga todas las expectativas en el trigo para lograr liquidez en el mediano plazo.

-Los fertilizantes y agroquímicos que muestran una tendencia a la baja desde el año 2022, donde los costos de los mismos alcanzaron picos históricos.

-Los buenos rindes obtenidos en las últimas dos campañas.

Los motivos mencionados anteriormente indican que la superficie de trigo para el ciclo 2023/24 sería cercana o superior a la del 2022/23 que fue de 569.000 hectáreas.
Para poder asumir el riesgo de iniciar una nueva campaña, hay una fuerte necesidad de financiamiento por parte del productor. De no ser así, difícilmente pueda lograr su objetivo.

Expectativas

La finalización del verano y el inicio del otoño se caracterizan por un balance hídrico positivo, dicho en otras palabras, el monto de las precipitaciones supera la demanda generada por las plantas y la atmósfera.

Este hecho permite la recarga del perfil hídrico del suelo, que a posteriori abastece gran parte del consumo de los cultivos invernales, cuyo principal exponente en la provincia de Entre Ríos es el trigo.
En función de los registros históricos de precipitación y de rendimiento del cultivo de trigo se realizó un modelo que estima las perspectivas de rendimiento del cereal en función de las lluvias acumuladas de febrero a mayo. En este modelo se han excluido los años con gran presencia de enfermedades fúngicas.

El SIBER aclara que, para alcanzar el promedio de 3.200 kg/ha de los catalogados como “años normales” se requiere llegar a un acumulado de 326 mm con un paquete tecnológico promedio. Este valor de rendimiento se puede superar a igual lluvia acumulada, por ejemplo, con una adecuado diagnóstico y manejo de la fertilización, buen manejo de enfermedades y utilizando los mejores cultivares. Además, el umbral podría ser mayor cuando las condiciones antes señaladas se integran.

(Fuente: Bolsa de Cereales de Entre Ríos)